Si estás leyendo este artículo me imagino que estás en un proceso de mudanza, piensas hacerlo pronto o quizás ya lo has vivido.
Muchos de nuestros clientes (y ya te digo que son muchos, llevamos más de 35 años ofreciendo servicios de mudanzas) nos comparte a diario lo mal que llevan el proceso de mudarse. Estar rodeados de cajas, observando cómo sus vidas y recuerdos deben encajar en un espacio limitado, les estresa mucho.
Y no es para menos, acumulamos muchas cosas a lo largo de los años; por hábito, apego o sencillamente, porque no tenemos tiempo para revisar todo el equipaje que hemos ido sumando a lo largo de nuestra vida.
La pregunta que les hacemos cuando organizamos su mudanza, y aquí te la dejamos como reflexión, es: ¿Realmente necesito todo lo que voy a transportar; a llevarme a mi nuevo hogar? ¿O estoy guardando cosas que solo ocupan espacio en mi vida y mi mente?
Organizar una mudanza, decidir lo que te llevas contigo y lo que dejas, puede ser una oportunidad para simplificar tu vida. No te digo que a partir de hoy te liberes de todo y seas minimalista, pero puedes aprovechar ese proceso que la vida o las circunstancias te están brindando, para liberarte de lo que ya no necesitas y dar espacio a lo que realmente importa.
Ahora debes estar pensando que tú no serías capaz de hacerlo, lo complicado que es y quizás no sabrías por dónde empezar. Pues es más sencillo de lo que parece, puedes contratar nuestro servicio de organización profesional, para guiarte y ayudarte, codo a codo, durante todo el proceso, a través de nuestro servicio de acompañamiento pre- mudanza y post mudanza.
Hacer partícipe a todas las personas de la familia (si en tu caso te mudas con tu familia), hace que el proceso se vuelva más leve y hasta divertido. En cambio, si te mudas solo/a, tienes un punto a favor, es más fácil tomar decisiones y gestionarlo todo.
Así que el secreto está en que, antes de mudarte, tú y los demás involucrados, hagan un repaso por todas las estancias del hogar decidiendo lo que lleváis y lo que no. Podéis empezar por abrir cajones, armarios o aquellos rincones oscuros que llevan años sin airearse y, después de tanto tiempo, no sabemos ni lo que hay dentro.
Y sobre todo, no olvidéis haceros la pregunta mágica:
¿Realmente necesito todo lo que voy a empaquetar o estoy guardando cosas que solo ocupan espacio en mi vida y mi mente?