Según varios estudios psicológicos, una mudanza es uno de los acontecimientos que más estrés genera a las personas que la experimentan, tan solo superado por situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido, lidiar con una enfermedad o un divorcio.
Esto se magnifica cuando el traslado lo viven los más pequeños, ya que son momentos de incertidumbre y confusión. Su corta experiencia vital, así como su estrecho núcleo socio-familiar, hacen que dicha situación les suponga un esfuerzo aún mayor para ellos. Además, debemos comprender que se trata de una situación impuesta y que no han elegido por ellos mismos.
Hay muchas sensaciones que los niños pueden experimentar durante una mudanza. Su reacción dependerá mucho de la edad que tengan:
- Como ya hemos mencionado, no se suele contar con ellos a la hora de tomar una decisión tan importante como la de cambiar de residencia, pero tampoco las que deben ser tomadas durante la mudanza, por lo que los niños pueden llegar a sentirse desplazados y/o excluidos. Además, en una pareja no siempre los dos componentes están de acuerdo con mudarse, y los niños quedan expuestos a conversaciones de adultos y posibles discusiones conyugales.
- En la mayoría de ocasiones las mudanzas suponen un cambio de barrio, ciudad o incluso de país, con el correspondiente cambio de escuela. Pierden sus amigos, salen de su zona de confort y confianza, para empezar de cero la construcción de nuevas relaciones sociales. Cuando hablamos de adolescentes, este punto se agrava al añadir las posibles pérdidas de primeros amores y fuertes lazos con sus amistades.
- Lo desconocido les asusta (aunque esto no solo les ocurre a los niños), el no conocer el lugar de destino, la casa, la nueva escuela, les crea una situación de desconcierto y estrés verdadero, lo que les puede llevar a negarse a ese “cambio impuesto”. Es recomendable ir preparándoles con antelación, informándoles de cómo será su nueva vida a partir de ahora.
¿Cómo podemos evitar situaciones dramáticas y ayudar a los niños a hacer de la mudanza una experiencia menos traumática?
Hasta los 3 o 4 años los niños suelen adaptarse sin demasiadas complicaciones al cambio de su vivienda, pues ellos consideran su hogar allí donde estén sus progenitores o cuidadores, sin importar demasiado el espacio físico como tal. Sin embargo, es importante tener en cuenta su enorme capacidad de absorción, ya que los niños sienten y viven muy intensamente todo lo que les sucede a esa edad. Los padres les transmitimos nuestras preocupaciones, alegrías y estados de ánimo casi sin darnos cuenta.
Por este motivo es importante vivir la mudanza con tranquilidad, seguridad y confianza y poder enseñarles una lección de resiliencia y adaptación al cambio. Este es el mensaje que deberían percibir y para ello podéis apoyaros en los siguientes consejos:
- En primer lugar, explicarles la situación dándole un enfoque positivo, escuchando y resolviendo sus dudas. Por muy pequeños que sean, les surgirán miles. Si se trata de niños más mayores y maduros, es conveniente tener en cuenta su opinión.
- Evitar discutir delante de ellos. A ningún niño le agrada ver discutir a sus padres y mucho menos en un momento delicado. Intentar solventar las diferencias en lugares o momentos que los niños nos estén presentes.
- Describirles el lugar de destino, enseñarles fotos del nuevo hogar, del barrio y de su nuevo colegio, puede ayudar a que vayan construyendo su nueva vida progresivamente, de manera que el cambio sea menos drástico.
- Escoge un buen momento para ellos para hacer la mudanza. El más habitual es el periodo vacacional escolar, ya que los niños se encuentran libres de carga lectiva y pueden colaborar y participar, de manera más activa, en varias tareas de la mudanza. Les hará sentirse importantes y partícipes en el proceso de cambio. Pueden seleccionar sus juguetes y meterlos en cajas que ellos mismos pintarán o clasificar y escribir lo que contienen.
- Intenta mantener la decoración de su antigua habitación al principio. Conservar sus objetos preferidos puede agilizar su proceso de adaptación. No es aconsejable introducir más cambios en este momento, a no ser que él mismo así lo desee. En el caso de niños en edad preadolescente, puede ocurrir en sentido inverso. Una habitación nueva, a su gusto, puede convertirse en un gran aliciente.
- Tener en cuenta la localización de su nueva habitación, que esté cerca de la de los padres les ayuda a sentirse más seguros en un momento de cambio como es una mudanza.
Puede ser de gran ayuda contratar una empresa de mudanzas que nos libere de la parte más incómoda y de más trabajo físico que conlleva el traslado, como por ejemplo el embalaje de enseres, montaje y desmontaje de muebles, carga y descarga de cajas. Todas estas labores suponen mucho tiempo que podemos dedicarles a ellos.
Ponte en contacto con Mudanzas Diagonal y pide información y presupuesto para tu mudanza sin compromiso. Nuestro equipo está habituado a realizar mudanzas con niños y hacer que la mudanza se convierta en un día especial, divertido y que perdure en su memoria.